Reproducimos un texto aparecido en el periódico argentino Página 12 aparecido hoy domingo 12 de Diciembre y escrito por Mario Monicelli, quien falleciera hace tan solo unos dias.
Lo que sé
Por Mario Monicelli
Yo tenía 23 años. Mi padre había dirigido un periódico en los ‘20. Era antifascista, se opuso a Mussolini y lo echaron, no lo dejaron escribir más. Estuvo muchos años sin hablar, viendo a sus amigos adaptados al fascismo. Pensó que cuando acabara Mussolini podría volver, pero lo habían olvidado. Esa amargura pudo con él. Yo era un soldado, recién volvía de la guerra y entendí perfectamente que se suicidara.
De mis amigos fueron quedando pocos vivos. Con Dino Risi nuestra broma siempre era quién palmaría antes.
La comedia fue para nosotros la mirada natural. Sarcasmo, ironía. El humor es la forma más penetrante de mirar. Pero para bromear sobre algo hay que conocerlo muy bien. Y hay que meditar mucho para llegar al humor.
La condición humana es de los que sufren, los que pierden, los que son explotados y tratan de liberarse de su amo. No hace falta adoptar un tono serio o grave para hablar de ello: a mí me gusta la gente que batalla con alegría, con ironía, en compañía.
Lo que sé
Por Mario Monicelli
Yo tenía 23 años. Mi padre había dirigido un periódico en los ‘20. Era antifascista, se opuso a Mussolini y lo echaron, no lo dejaron escribir más. Estuvo muchos años sin hablar, viendo a sus amigos adaptados al fascismo. Pensó que cuando acabara Mussolini podría volver, pero lo habían olvidado. Esa amargura pudo con él. Yo era un soldado, recién volvía de la guerra y entendí perfectamente que se suicidara.
De mis amigos fueron quedando pocos vivos. Con Dino Risi nuestra broma siempre era quién palmaría antes.
La comedia fue para nosotros la mirada natural. Sarcasmo, ironía. El humor es la forma más penetrante de mirar. Pero para bromear sobre algo hay que conocerlo muy bien. Y hay que meditar mucho para llegar al humor.
La condición humana es de los que sufren, los que pierden, los que son explotados y tratan de liberarse de su amo. No hace falta adoptar un tono serio o grave para hablar de ello: a mí me gusta la gente que batalla con alegría, con ironía, en compañía.